El Raton y la Sonambula

Tuvimos un dia de perros pero de acuerdo a lo que me dispongo a describir digamos fue un dia de gatos.Durante uno de los dias del verano Morristownense, al entrar a nuestro querido hogar, Chris diviso una pequena forma negra que cruzaba cual bala nuestra blanca cocina y se escondia debajo del horno.No se atormento con la idea de tener una pequeno ratoncillo con nosotros y para decir la verdad, tampoco yo, ya que considere que en nuestra nueva categoria de habitantes de una casa con sotano y jardin, la presencia de tan mal ponderada creatura no desmerecia mis habilidades de ama de casa y principalmente unico personal de limpieza estable del domicilio. Decidi esconder en mi inconsciente que no estabamos solos y de reemplazarlo por alguna fabula en que el raton era en realidad algun principe mal aventurado hechizado por alguna bruja del siglo XXI. Nuestra disyuntiva comenzo el dia que quisimos encender el horno e imaginarnos al insignificante roedor luchando por su vida en el calor infernal que lo rodeaba. Raton al horno? Why not!Seguimos adelante encomendandonos a todos los santos protectores de los animales pero eso no detuvo nuestra excursion culinaria. No pudimos negar un cierto olor nauseabundo despues de algunos minutos y asumimos ese habia sido el destino cruel de tan infortunado animalillo. Fin de la historia. Pasaron los meses y mi preocupacion era mas al entrar al sotano donde se encontrarian ratones en su ambito natural que a la cocina.Todo cambio anoche.Despues de un dia tormentoso en el que no faltaron llantos y gritos ya que nuestra criaturita no puede adaptarse a la estabilidad de una vida sin altibajos y parece preferir la histerica supervivencia diaria de Buenos Aires, nos fuimos a dormir. Olivia aparentemente heredo la naturaleza inestable de mis antepasados y en mas de una oportunidad, por no decir dia por medio, la encontramos durmiendo en cualquier otro lado menos su cama. Tiene una preferecia inentendible por el piso pero no sabemos si en realidad le gusta o si no llega en sus incursiones a otros destinos mas acogibles. La diferencia esta vez fue que en todas sus incursiones, su primera parada fue nuestro dormitorio y aunque al principio pensabamos que estaba despierta, nos dimos cuenta que en realidad es SONAMBULA. No fue grande mi sorpresa ya que mis gloriosos antepasados terminaron sus noches en los mas imberocimiles destinos y parece que Olivia no escapa este patron. Agotada y despues de recorrer millas entre su cuarto y el nuestro, decidi bajar a la cocina a tomar un poco de agua. No soy sonambula pero a esas horas de la madrugada ya no se si camino de memoria o si estoy realmente despierta. Al abrir la puerta de la heladera, con los ojos entrecerrados logro divisar la pequena figura negra pasando a escasos milimentros de mi pie y volver a su cubiculo favorito debajo del horno. Me tomo cinco segundos(que considerando la hora y las circunstancias es muy poco)reaccionar y caer en la triste realidad de que nuestro inquilino estaba aun con nosotros. de mas esta decir que el resto de la noche fue muy largo...